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Para llevar a cabo estudios oceanográficos y geológicos, muestreos biológicos, mediciones del cambio climático y otras investigaciones marinas, los científicos recurren a buques especializados con equipos esenciales y una tripulación cualificada.
Por lo general, esos buques son gestionados a nivel nacional, lo que puede suponer que los investigadores de naciones con buenos recursos se encuentren con que sus viajes se solapan, mientras que los de países con menos recursos tengan dificultades para efectuar cualquier investigación.
«Uno de los grandes objetivos principales de EurofleetsPlus era posibilitar que la flota europea de buques de investigación actuara como una sola —comenta Aodhán Fitzgerald, coordinador del proyecto en el Instituto Marino de Irlanda—. Ello beneficiará a la economía, a la eficiencia en el consumo de combustible y a las emisiones, e implicaría que no estamos enviando un barco a kilómetros de distancia a un lugar donde ya hay un barco muy idóneo en las proximidades».
Recursos compartidos
En EurofleetsPlus se creó una plataforma de acceso abierto a investigadores de toda Europa, así como a socios internacionales, que les permite solicitar plazas y tiempo de investigación a bordo de diferentes buques situados en el Ártico, el Atlántico oriental y occidental, el Pacífico y la Antártida.
Además de elegir la travesía más adecuada para su trabajo, los investigadores también pudieron acceder a equipos especializados, entre los que se incluían siete vehículos submarinos operados de forma remota y cinco vehículos submarinos autónomos.
El proyecto apoyó a los investigadores sufragando los gastos de flete de los buques. «Los buques más pequeños cuestan del orden de 5 a 6 000 EUR al día, mientras que los más grandes rondarían las decenas de miles al día, en función del consumo de combustible, el tamaño de la tripulación y el número de científicos que lleven a bordo», explica Fitzgerald.
El proyecto también desarrolló el programa Acceso transnacional remoto (Remote Transnational Access, en inglés), que facilita a los investigadores añadir su experimento a una expedición, supervisando el proceso desde su propio laboratorio. «Si un científico quisiera extraer un testigo en algún lugar remoto del océano, el buque podría dedicar un día de su itinerario a obtenerlo, sin el costo y el gasto, así como la huella medioambiental, que supondría tener que enviar al científico a reunirse con el buque», explica Fitzgerald.
Navegación calma
De las 68 solicitudes recibidas, el proyecto financió 268 días a bordo de buques, a lo largo de 28 campañas científicas, en las que participaron 315 personas. Un tercio de los participantes eran investigadores noveles. «Animamos a los investigadores principales a que llevaran a bordo a investigadores noveles, los cuales pudieron efectuar sus propias investigaciones paralelamente al proyecto principal financiado», agrega Fitzgerald.
Entre los éxitos logrados por el programa cabe mencionar la cartografía de ecosistemas vulnerables en las Azores, los estudios sísmicos de regiones inexploradas frente a la costa occidental de Irlanda y el marcado de tiburones vivos de Groenlandia, a fin de conocer mejor a estas misteriosas criaturas que pueden vivir quinientos años.
Los proyectos respaldados por EurofleetsPlus debían facilitar los datos recopilados durante los cruceros de investigación a través de la Infraestructura virtual para la investigación oceanográfica (European Virtual Infrastructure in Ocean Research, en inglés), contribuyendo así a promover la investigación.
Océanos, ríos y lagos
EurofleetsPlus se basa en la labor previa de los proyectos Eurofleets y EUROFLEETS2. «Al final de casi trece años de labor, se ha logrado aunar de verdad a la comunidad europea de buques de investigación», observa Fitzgerald, el cual trabaja ahora con un consorcio de cuatro países para continuar la iniciativa Eurofleets.
A partir de la labor acometida en EurofleetsPlus, el Instituto Marino de Irlanda coordina ahora el proyecto AQUARIUS: un proyecto financiado por Horizonte Europa que ofrece acceso a infraestructuras de investigación marina y de agua dulce en toda Europa, incluyendo no solo buques, sino también plataformas fijas de observación, aeronaves, datos satelitales, drones y laboratorios.
De este modo, se garantizará que los investigadores europeos y de todo el mundo puedan proseguir el trabajo esencial de comprender nuestro planeta y nuestro futuro.